Covid-19 y la desinformación
La manipulación por parte de actores armados no-estatales
El virus de la desinformación no es nuevo y viene generando problemas hace ya varios años, pero la crisis producida por la COVID-19 los ha incrementado notablemente. Grupos terroristas, de violencia extrema y del crimen organizado han tomado ventaja de la pandemia de manera exitosa y utilizado las redes sociales en forma maliciosa con el objetivo de ampliar sus actividades y debilitar la confianza en los gobiernos.
En el marco de las cuarentenas, aislamientos y distanciamientos sociales impuestos por los distintos gobiernos para prevenir los contagios y que, a su vez, contribuyeron al retroceso de las economías y al incremento de tensiones sociales, los terroristas y grupos de violencia extrema y los relacionados al crimen organizado lograron explotar las vulnerabilidades del ecosistema de redes sociales para manipular a la gente, que se encuentra transitando momentos de ansiedad, incertidumbre y miedo. A través de las redes, estos actores diseminan teorías conspirativas y engañosas acerca del virus que están relacionadas tanto con su origen como con su modo de transmisión e, inclusive, con posibles curas.
La difusión de tales teorías conspirativas y de información falsa relacionadas al virus persigue distintos objetivos, siendo el principal socavar la confianza de los gobiernos y, al mismo tiempo, reforzar los discursos extremistas y las estrategias de reclutamiento. Si bien este es el objetivo principal, el discurso que se busca promover varía dependiendo de la ideología del actor que difunda la información.
De esta manera, se han viralizado teorías que sostienen, por ejemplo, que las personas inmigrantes y extranjeras son los responsables de la propagación del virus, bajo campañas como “Frene el Coronavirus – Deporte a los extranjeros ilegales” y mensajes que proponen el ‘’exterminio” de las poblaciones inmigrantes como solución a la pandemia o bien, en otros casos, que el origen del mismo se debe a cuestiones religiosas. En el primer caso podemos encontrar grupos de extrema derecha como el New Jersey European Heritage Association (NJEHA), el Blanche Europe y las cuentas de Telegram de Eco-Fascist Central, Corona Chan News y Corona Waffen, mientras que en el segundo caso un claro ejemplo es el de los grupos asociados al Islamic State of Iraq and the Levant (ISIL) y a Al-Qaida, los cuales abonan teorías que sostienen que el virus es un “soldado de Allah” que está castigando a los no creyentes y a los enemigos que de alguna forma le han generado un daño a los musulmanes en los últimos años.
Además, algunos grupos terroristas y extremistas han pretendido utilizar el virus como un arma biológica, incitando a través de las redes a sus seguidores para que intencionalmente lo diseminen en determinados espacios, como sitios religiosos o culturales. También algunas organizaciones criminales tomaron ventaja de la pandemia para promover una imagen positiva de ellos, reforzando su presencia y control en el territorio y mostrándose como un reemplazo válido a las instituciones de salud, actuando así como actores políticos responsables. En México, por ejemplo, algunos grupos criminales como el Cartel del Golfo o el de Sinaloa han distribuido paquetes con alimentos y sanitizantes que tenían incorporado una imagen que “promocionaba” el nombre del grupo narco y se han encargado de viralizar los hechos a través de las redes sociales.
Ahora bien, ¿de qué manera se puede detectar y combatir las fake news en medio de la crisis? El United Nations Interregional Crime and Justice Research Institute (UNICRI) elaboró un reporte en noviembre de 2020 titulado “Stop the Virus of Disinformation: the risk of malicious use of social media during COVID-19 and the technology options to fight it” (“Frene el Virus de la Desinformación: el riesgo del uso malicioso de las redes sociales durante la COVID-19 y las opciones tecnológicas para pelearlo”). El reporte invita a debatir acerca del rol de tres grupos de violencia no estatales:
- los grupos de extrema derecha;
- los asociados al ISIL o Da’esh y Al-Qaida;
- los grupos de crimen organizado
El paper nos muestra cómo estos grupos operan a través de las redes sociales propagando información falsa acerca del virus, cuáles son sus mensajes y las tácticas que utilizan y qué herramientas tenemos disponibles para poder combatir la desinformación. Sobre el último punto, el reporte hace referencia a cinco opciones tecnológicas con las que contamos para poder prevenir, detectar y combatir las fake news:
- La Ciencia de Datos/Visualización de Datos (o Data Science/Big Data Visualitation): permite identificar la propagación de desinformación a gran escala y rastrear el origen de las narrativas falsas, pudiendo así detectar a las cuentas humanas y/o de robots que viralizan los mensajes.
- La Inteligencia Artificial: a través de herramientas y plataformas destinadas a detectar las fake news. Mediante la utilización de algoritmos, filtran y validan las noticias nuevas teniendo en cuenta distintos factores como la fuente, el autor y la parcialidad con la que la noticia fue redactada.
- Los chatbots: se trata de programas de software diseñados para interactuar con las personas, que actúan sobre aplicaciones de mensajería privada, ayudando a los usuarios a diferenciar entre hechos y falsedades. Los usuarios acceden al chatbot ingresando un número de teléfono estándar en la aplicación de mensajería y pueden aprender sobre el virus, las formas de evitar su propagación y las fake news relacionadas al tema.
- La extensión del navegador (o web-browser extension): es otro tipo de software que permite detectar y perseguir la ruta de las noticias falsas. El mismo tiene como objetivo monitorear y verificar la confiabilidad de los sitios de noticias online y de redes sociales, permitiendo rastrear la extensión de la noticia a través de la web hasta llegar a la fuente de la cual partió.
- Las herramientas digitales de alfabetización: permiten luchar contra las fake news permitiéndole a los usuarios identificarlas y evitarlas a través de la utilización de formatos únicos como, por ejemplo, juegos en línea o newsletters.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que las herramientas tecnológicas por sí solas no resuelven el problema del uso malicioso y abuso de las redes sociales, ya que, si bien son efectivas para la detección y persecución de las fake news, no reemplazan la habilidad del hombre para evaluar la veracidad de la información online.
Para ganar la batalla contra la desinformación, se necesita de opciones tecnológicas adecuadas y del trabajo de la gente que utiliza las redes sociales con el fin de poder decidir informadamente sobre el contenido que se encuentra verificado y el que no.
El equipo de profesionales de G5 Integritas puede ayudarlo a preservar la integridad de su empresa u organización, identificando riesgos reputacionales derivados de la propagación de información falsa que podría estar afectando la imagen de su negocio. Para más información, lo invitamos a contactarnos a info@g5integritaslatam.com o visitando nuestro website www.g5integritaslatam.com